Mariano Rajoy lleva dos días preguntando si pasó algo
El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, lleva dos días por los pasillos del Congreso de los Diputados y en otros organismos oficiales, haciendo preguntas como "¿qué pasó?" o "¿pasó algo", incluso se lo pregunta al personal de servicio que trabaja en el Palacio de la Moncloa y a sus escoltas.
En palabras de uno de estos escoltas "el pobre da pena, normalmente ya no se entera de mucho, pero ahora es que se le ve realmente extraviado". Y es que al parecer, desde que salió a la luz pública la sentencia del caso Gürtel, en la que se deduce que el Partido Popular podría estar inmerso en una corrupción generalizada de su cúpula e incluso no tan arriba, Mariano Rajoy parece haber sufrido un shock que va más allá de lo que en él es habitual.
De todos son conocidos algunos problemillas psiquicos del presidente del gobierno de España que lo llevan, en no pocas ocasiones, a no realizar acto alguno ante situaciones de crisis semejando a un Don Tancredo, problemas que en este caso de crisis aguda en el Partido Popular podrían haberse visto agravados.
Lo peor, según fuentes solventes de la sede del Partido Popular en la madrileña calle Génova, es que nadie parece querer ponerlo al día "siempre lo ningunearon, pero es que ahora parece que hasta se burlan de él bastante", comenta la fuente solvente "es como si dijesen: pobrecillo, no se lo digas que le da un pasmo".
A última hora de la tarde, según nos informan, Mariano Rajoy ha sido visto en un descansillo de la sede del PP llorando y gimoteando mientras decía repetitivamente ¿por qué me quieren echar? ¿por qué me quieren echar?...".
En palabras de uno de estos escoltas "el pobre da pena, normalmente ya no se entera de mucho, pero ahora es que se le ve realmente extraviado". Y es que al parecer, desde que salió a la luz pública la sentencia del caso Gürtel, en la que se deduce que el Partido Popular podría estar inmerso en una corrupción generalizada de su cúpula e incluso no tan arriba, Mariano Rajoy parece haber sufrido un shock que va más allá de lo que en él es habitual.
De todos son conocidos algunos problemillas psiquicos del presidente del gobierno de España que lo llevan, en no pocas ocasiones, a no realizar acto alguno ante situaciones de crisis semejando a un Don Tancredo, problemas que en este caso de crisis aguda en el Partido Popular podrían haberse visto agravados.
Lo peor, según fuentes solventes de la sede del Partido Popular en la madrileña calle Génova, es que nadie parece querer ponerlo al día "siempre lo ningunearon, pero es que ahora parece que hasta se burlan de él bastante", comenta la fuente solvente "es como si dijesen: pobrecillo, no se lo digas que le da un pasmo".
A última hora de la tarde, según nos informan, Mariano Rajoy ha sido visto en un descansillo de la sede del PP llorando y gimoteando mientras decía repetitivamente ¿por qué me quieren echar? ¿por qué me quieren echar?...".