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Arturo Pérez-Reverte hace llorar a Chuck Norris en un centro comercial.

Pérez-Reverte espantando a la mala suerte en un portal número 13

Sucedió a última hora de la tarde en el centro comercial Madrid Xanadú, la salida masiva de clientes a la máxima velocidad que les daban las piernas del mentado maxi centro, alertó a varios efectivos del Cuerpo Nacional de Policía que patrullaban por la zona.

Una vez que pudieron entrar en el recinto se encontraron una escena que fue calificada por algunos policías como "verdaderamente intimidante". Siempre según la versión policial Chuck Norris y Pérez-Reverte se encontraban frente a frente "muy serios, como retándose, a la vez que giraban círculo en actitud amenazante alrededor de un centro imaginario", al parecer entre uno y otro podía haber una distancia "de no más de cuatro metros", lo que hizo que los efectivos policiales temiesen lo peor.

Al parecer, segundos después de la aparición de los agentes, Chuck Norris comenzó a hacer movimientos "de karate, kung fu, o cosas de esas que hace él" a la vez que bufaba y daba gritos "realmente estruendosos". Sin embargo el escritor y académico Pérez-Reverte en ningún momento perdió la compostura "de pronto empezó a recitar versos antiguos hablando de espadas, estocadas, de valentones, soldados viejos y Chuck Norris se vino literalmente abajo".

Tras presenciar la escena los agentes trataron de acercarse a Chuck Norris para proceder a esposarlo y a su detención, sin embargo el académico los tranquilizó con un gesto de su mano, extrajo un bolígrafo y una libretilla del bolsillo interior de su chaqueta y comenzó a escribir rápidamente en ella sin dejar de mirar "muy serio" al supuesto actor en el suelo, tras haber escrito por un espacio de tiempo "de no más de tres minutos", le dio lo escrito al experto en artes marciales que nada más leerlos se echó a llorar desconsoladamente llegando a caer al suelo entre sollozos.

Pérez-Reverte se despidió muy cordial y de forma extremadamente educada "nos llamaba señores y caballeros" de los policías tras asegurarles que por nada del mundo él habría querido dar lugar a esa situación, se excusó que no podía saber donde se encontraba alguien como Chuck Norris en cada momento de su vida.

Los efectivos policiales procedieron a trasladar al experto y afamado karateca al centro médico más próximo con el fin de que le diesen "un calmante o algo ya que no había manera de que parase de llorar". En las cuartillas que le había entregado el escritor pudieron leer un par de narcocorridos y unos versos de Espronceda, parece ser que estos últimos rompieron por completo el coraje y fortaleza mental que suele achacarse al artista marcial norteamericano.

A la hora del cierre de esta noticia parece ser que Chuck Norris acaba de tomar un vuelo con rumbo a Estados Unidos prometiendo que no pisará más suelo español "mientras viva ese hombre".

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